El diseño de un campo de golf

Desde los primeros campos de golf escoceses hasta las modernas instalaciones que conocemos hoy en día, el diseño de los campos para la práctica de este deporte ha evolucionado considerablemente con el fin de lograr conjugar a la perfección estética, armonía, comodidad y, sobre todo, estrategia.

Y es que, aseguran los expertos en la materia, un campo de golf debe lanzar al jugador un gran reto que le obligue a poner todos sus sentidos al servicio de la bola, solo así el usuario de un determinado campo encontrará el placer y la satisfacción plena tras una jornada de juego y estará deseando volver. En resumen, y como en todos los deportes, no se deben poner las cosas fáciles a quienes desean disfrutar, pues no hay nada peor como la monotonía, sobre todo en el golf.

DESAFIO y ESTÉTICA

Son los dos grandes binomios de los modernos campos de golf. La sensación de jugar en plena naturaleza, arropado por un bello marco paisajístico, es una de las grandes motivaciones para quienes aman el deporte al aire libre y el contacto con el mundo natural. De ahí que los más novedosos proyectos para el desarrollo de campos de golf mimen la estética del paisaje y preserven al máximo el impacto medioambiental de sus trazados.

El respeto y la conservación del medioambiente son argumentos a los que acuden asiduamente aquellos golfistas que han dejado los palos de forma profesional para dedicarse al diseño de campos de golf. Estas personas cuentan, en sus equipos, con experimentados técnicos para el desarrollo de todas y cada una de las fases involucradas en la implementación de un campo.

Dicen los buenos diseñadores que un campo de golf perfecto debe servirse de los accidentes del relieve de la zona que va a ocupar de tal forma que exista una perfecta integración del proyecto en el entorno.

LA ELECCIÓN DEL EMPLAZAMIENTO

Analizar con gran detalle el lugar en el que se ubicará el campo de golf es la primera tarea en el proceso de desarrollo de un nuevo proyecto y, seguramente, la más importante, ya que si esta culmina con éxito, el resto de las fases no deberían revestir excesivas complicaciones.

Especies vegetales y animales, topografía, hectáreas disponibles, protección del área, orientación de los hoyos, seguridad del recorrido, que sea cómodamente practicable, posibilidad de instalar diferentes servicios añadidos, zonas residenciales cercanas o planteamiento urbanísticos futuros, capacidad o no de albergar torneos profesionales, desarrollo sostenible a largo plazo…, todo cuenta a la hora de valorar un emplazamiento y garantizar el éxito de un campo de golf.

No debemos olvidar que cualquier promotor desea rentabilidad a corto, medio y largo plazo, y eso se logra con un buen planteamiento inicial, satisfaciendo las principales demandas del público objetivo al que nos queremos dirigir y, sobre todo, ofreciendo altas dosis de diversión.

QUÉ LE PIDE UN DEPORTISTA A UN CAMPO DE GOLF

Los campos de golf de España, al igual que aquellos que se ubican fuera de nuestras fronteras, pretenden reunir (o al menos compensar) todos aquellos condicionantes que hacen del lugar de juego un inmenso atractivo para los usuarios.

Así, entre los factores que comúnmente se piden a cualquier campo de golf podemos citar:

- La estrategia. Quizás sea el aspecto más valorado por un golfista, ya que, al fin y al cabo, de eso se trata el golf, de poner a prueba nuestra capacidad mental, además de física. Un campo que cuente con variedad de orientaciones, longitudes, que nos permita jugar con todos los palos, en el que tengamos que tener en cuenta el viento, el sol, sortear lagos, búnkeres…, es decir, que no sea simple y repetitivo, sino que requiera de nosotros agudizar el ingenio, será nuestro campo de golf ideal.

- Comodidad. Otra de las cuestiones a valorar es que sea fácil transitar en sus calles y desplazarse entre sus instalaciones. Los campos de golf llanos, con suaves ondulaciones, largos recorridos y fáciles de caminar resultan muy amenos al ser menos exigentes fisicamente.

- Belleza y seguridad. Lagos artificiales, zonas ajardinadas, palmeras y otras especies vegetales perfectamente dispuestas, peces, pájaros…, todo cuenta a la hora de embellecer un campo de golf. Junto a la estética, importa, y mucho, la seguridad que nos ofrezca el campo frente a una intrusión, un incendio, robos, etc. La seguridad se torna especialmente delicada cuando hablamos de campos de golf residenciales, es decir, dispuestos en un entorno urbanístico.

- Equipamientos: club deportivo con restaurante, vestuarios, tienda, zona de entrenamiento, canchas de tenis y pádel, parque infantil… Muchos campos de golf están dotados con todo tipo de servicios adicionales muy valorados por los deportistas, pues además de practicar el gif, pueden acudir a las instalaciones para socializar.

TIPOS DE CAMPOS DE GOLF

Los campos de golf pueden categorizarse dependiendo de varios factores.

Si atendemos al tipo de juego y al tamaño, los campos de golf pueden ser de 18 hoyos (se trata de los más comunes, cuentan con una superficie de hasta 90 ha, un tiempo de juego estimado de tres horas y media a cinco horas, y Par 70-71-72), de nueve hoyos (superficie de entre 20 y 30 ha, muy comunes en zonas residenciales de alto "standing" y Par 35 o 36), con 18 hoyos Par 3 (unas 20 ha), campos “Challenge Course” (Par 55 a 69, tiempo de juego de dos a tres horas y media y muy propicios para quienes se estrenan en la practica deportiva del golf, suelen encontrarse en zonas urbanas y requieren poco espacio) y campos de 18 hoyos Pitch & Putt (máximo de 12 ha, Par 3 con todos sus hoyos con longitud inferior a 90 m, muy comunes también en zonas urbanas e ideales para quienes quieren aprender a jugar al golf).

Si nos fijamos en el entorno natural en el que están localizados, encontraremos campos de golf, de forma generalizada: de interior y clima seco (el diseño de estos campos requieren un mayor esfuerzo en adecuación del espacio –creación de lagos artificiales, de desniveles, embellecimiento del paisaje con elementos vegetales…- y en mantenimiento de sistemas de riego para mantener a punto la hierba ), de costa (la inversión es mayor en este tipo de campos de golf que necesitan un mantenimiento específico; en cuanto al diseño, las posibilidades son mayores) y de alta montaña. Estos últimos precisan una menor inversión pues el desarrollo del campo se acomoda a la orografía y características naturales del terreno para minimizar el impacto sobre la zona, sin embargo, demandan más superficie disponible para alcanzar las longitudes y par de otros campos.

Claro que también podemos incluir como categorías aquellos campos de golf que se encuentran en zonas de gran valor ambiental como son los humedales y cuyo diseño requiere gran pericia y sensibilidad (además de una alta inversión para garantizar un campo de golf respetuosos con el entorno), los que están en zonas desérticas o los de clima atlántico.

Un dato curioso, el campo de golf más largo del mundo se encuentra en la Australia, tiene 1.365 kilómetros de longitud y más de100 kilómetros entre hoyo y hoyo en algunas ocasiones. Los jugadores tendrían que invertir una semana entera para terminar la vuelta de 18 hoyos.

Imagen de Buengolpe Medios
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